Al suroeste de la Rioja, en la llamada Rioja Oriental, la garnacha se convierte en la reina. Su excelente adaptación al clima mediterráneo (cálido, seco y luminoso) le permite realizar una lenta maduración de la uva y extraer lo mejor del paisaje. Convertir la aridez en frescor y la luz en poesía. Un regalo para los sentidos que nos permite disfrutar en cada copa de la exquisita belleza de lo natural.