El arte del tiempo
Hace unos años me pregunté si era posible elaborar un gran vino de estilo bordelés en Catalunya. Con esa inquietud, durante los meses de mayo, junio y julio de un ya lejano 2012 recorrí la Serra de Pàndols y la Serra Prelitoral con el objetivo de seleccionar las mejores parcelas de cabernet sauvignon y merlot para elaborar el único gran reserva de la bodega. No se trataba de un simple experimento, sino de comprobar si los suelos y el clima mediterráneo podían ofrecer un vino de largo recorrido, con la solidez y la complejidad que exige una crianza de cinco años.
Busqué las parcelas más altas y frescas, donde la orografía y la orientación norte y noroeste permitían retrasar la maduración y conservar mejor la acidez natural de la uva. Priorizamos cepas viejas y de bajo rendimiento, con suelos pobres y pedregosos, capaces de limitar la producción y concentrar la calidad de los frutos. Viñedos de altura e influenciados por la marinada, con fuertes contrastes térmicos entre el día y la noche. La combinación de cabernet sauvignon y merlot, plantadas en estos terrenos singulares, debía ser la base sólida para elaborar un vino con vocación de gran reserva.
«100 barricas busca inspiració en els grans vins negres del Medòc, a la regió de Bordeus (França). Un vi negre elegant, profund i estructurat; amb tanins ferms, aromes de mores, prunes i cedre, i un llarg potencial de criança.» — Marc Massana, responsable del celler
En la bodega, este proceso se volvió aún más selectivo y reflexivo. Tras la fermentación y las primeras crianzas en roble francés y americano, cada barrica se sometió a un largo período de catas y análisis, comparando aromas, estructura y equilibrio. Buscaba un vino con nervio pero también con elegancia, capaz de resistir y evolucionar en botella a lo largo de los años. Entre cientos de barricas solo seleccionamos 100, aquellas que mostraban una mayor complejidad aromática, una textura más refinada y un evidente potencial de guarda. La elección no fue al azar ni apresurada: requirió paciencia y experiencia, fruto de años de trabajo. Este minucioso proceso convirtió cada botella en un testimonio único del tiempo y del compromiso de la bodega con la excelencia.
El resultado es 100 Barricas, un vino que refleja la fuerza de los suelos y la paciencia del tiempo. Presenta una excepcional intensidad aromática, donde destacan las frutas negras maduras —moras y ciruelas— acompañadas de notas balsámicas, especias dulces y recuerdos de madera noble. En boca es profundo y estructurado, con taninos firmes pero pulidos, y una acidez vibrante que le aporta frescura y longevidad. El final es largo, complejo y elegante, con matices de cacao, café y tabaco que redondean la experiencia. Un gran reserva concebido para envejecer con elegancia, pero también para emocionar desde el primer sorbo.