Buscando el equilibrio
Durante los meses de abril, mayo y junio, además de los tratamientos preventivos de las enfermedades de la vid, se lleva a cabo la poda en verde. En este proceso se eliminan todos los rebrotes que no son necesarios de cara a la formación de la cepa. También se eliminan buena parte de las hojas que tapan la uva, facilitando una correcta ventilación del fruto y una mayor exposición solar durante los meses de maduración.
Normalmente cuando se habla de la ventilación se plantea como un factor positivo. Un exceso de humedad favorece el crecimiento del mildiu, la podredura gris y el oídio, por este motivo es aconsejable realizar la poda en verde. Con la ventilación, además, conseguimos que los tratamientos lleguen a todas las partes de la cepa, objetivo difícil con un exceso de hojas.
Sin embargo, en algunas regiones de la península más cálidas y secas que la costa mediterránea, puede ser interesante no realizar la poda en verde para así mantener la poca humedad que existe en el ambiente. Cada territorio debe adaptar los tratamientos a la climatología, suelo y variedad de uva disponibles.
La poda en verde se puede realizar varias veces al año, aumentando el gasto en mano de obra, o una sola vez, disminuyendo su eficacia. ¿Cuál es pues la mejor opción? Como en muchas cosas de la vida, en el equilibrio está la virtud.