Niebla de invierno: paisajes y viñas dormidas en el Penedès

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Niebla en el Penedès
Niebla en el Penedès.

Un fenómeno visualmente cautivador como meteorológicamente interesante

En enero, la niebla en el paisaje que rodea la bodega es como un manto que se despliega perezosamente sobre la tierra, envolviéndolo todo en un silencio denso y húmedo. Es un frío que no se clava, sino que se aferra, que humedece el alma y obliga a recogerse hacia dentro. Pero la niebla también tiene su encanto. Cuando el sol intenta, sin mucha convicción, romper su opacidad, se crea un juego mágico de luces y reflejos sobre las hojas húmedas y las pequeñas gotas que se han ido acumulando en los sarmientos. El paisaje, entonces, se llena de una serenidad que solo el invierno puede ofrecer.

Sin embargo, la niebla, además de ofrecernos un impacto visual fascinante, tiene una serie de efectos, tanto positivos como negativos, para la viticultura. Entre los efectos positivos, destacan dos:

  • Mantiene la humedad del suelo: la niebla contribuye a mantener un cierto nivel de humedad, lo que puede ser beneficioso en inviernos secos, ya que evita un secado excesivo del suelo.
  • Protección parcial contra las heladas fuertes: la niebla impide que la temperatura baje bruscamente durante la noche, especialmente si hay inversión térmica.

Entre los efectos negativos, los más destacados son:

  • Incremento del riesgo de enfermedades fúngicas: aunque la vid está inactiva en enero, la presencia prolongada de niebla puede favorecer condiciones ideales para la proliferación de hongos como el mildiu o la botritis, que pueden permanecer en los sarmientos o en los restos vegetales del suelo.
  • Las heridas de la poda cicatrizan más lentamente: si se ha realizado la poda antes o durante un periodo de niebla persistente, puede dificultar el secado de las heridas, favoreciendo la infección por hongos como la yesca o la eutipiosis.

Por estos motivos, es preferible realizar la poda de invierno en periodos secos y con buena ventilación para minimizar el riesgo de infecciones fúngicas en las plantas, y eliminar rápidamente los restos de poda y hojas del suelo para reducir la presencia de patógenos.

Aunque la vid en reposo vegetativo no es tan sensible a los efectos directos de la niebla, su persistencia puede tener un impacto indirecto en la salud de la planta cuando comience su ciclo activo en primavera. Por lo tanto, una buena gestión preventiva es esencial para garantizar la salud y el éxito de la futura cosecha.


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